Jesús parece que no quiere obrar en el mundo sino mediante la colaboración de los hombres.
Todos nosotros somos hombres providenciales en la inmensa obra de Dios sobre la tierra; todos tenemos algo que hacer y sobre cada uno de nosotros se fija la mirada escrutadora de Cristo ansiosa de recibir una respuesta.
¿Qué nos pide? Poca cosa, porque no somos ricos, sin embargo, nos pide TODO.
Lo he dado todo, te pido todo, y no hay que disimularse que si rehusamos darle a Dios lo que nos pide… y lo que nadiepuede darle en nuestro lugar, hay algo de irremediablemente perdido, no solamente para nosotros, sino también para los demás: hemos ―en cierta manera― hecho fracasar el plan deDios.
Nuestra vida es grande a la luz del Evangelio: nada es pequeño en ella, nada insignificante, porque todo puede ser objeto de la bendición divina, y nuestra pequeña limosna puede ser tan grande con esta bendición que sea capaz de alimentar el mundo…
Con Cristo, todo… y todo esto en nombre de Cristo: sólo se puede por tanto dar cuando Cristo es para nosotros la primera gran realidad viviente por una vida sobrenatural profunda.
―San Luis Alberto Hurtado Cruchaga, S.J.
FUENTE:
● © 2001-2011 · Padre Benito Spoletini, SSP [http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=iautores&autorid=1050], ¡Contento, Señor, Contento! ― Mensajes del Padre Hurtado, S.J., Sociedad de San Pablo (Santiago de Chile, 2001 [ISBN: 956.256.320-0] http://www.sanpablo.cl/home2/), pgs. 96 – 97. Recogida de El Padre Hurtado, amigo y apóstol de los jóvenes.
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