50mo Congreso Eucarístico Internacional, Dublín, Irlanda del 10 al 17 Junio 2012

viernes, 17 de junio de 2011

NARRACIÓN HISTÓRICA DE LOS VIERNES



◄♥►
¡NO ES BESO DE JUDAS!

Ocurrió hace más de un siglo en una de las que entonces eran provincias españolas de Ultramar.
Allí trabajaban para difundir el Evangelio, en conventos,colegios y parroquias, muchos religiosos de distintas Ordenes y congregaciones procedentes casi todos de España, la madre patria.
En uno de los Colegios regentados por Padre Jesuitas, sobresalía el alumno Jorge Lizar, tanto por su impresionabilidad de artista, como por el fervor que ponía en juegos, competiciones y veladas literarias.

El Padre Rector del Colegio dijo un dí al Padre José Fernández, cuando estaban los dos en el jardín, viendo cómo jugaban los muchachos:
―¡Con qué vehemencia toma Lizar todas las cosas! Será un santo o un conspirador, según le dé o según le lleven sus amigos…
―Yo espero que no será un traidor ―respondió el Padre Fernández―. Ahora le ha dado por la escultura. Está tallando en madera un Cristo crucificado. Me ha dicho que tiene la ilusión de acabarlo para el día de mi santo. Si le queda bien, lo pondré en el altar de San José, que tiene un Crucifijo demasiado pequeño.

Lizar acabó su imagen de Jesús Crucificado algo antes de San José. Muy satisfecho de su trabajo, fue a regalárselo al Padre José Fernández, a quien apreciaba sinceramente. También el Padre lo quería mucho y rezaba por él. “¡Qué sea un santo este corazón encendido, y no un traidor!”

El Padre Fernández recibió el Santo Cristo, y lo miró piadosamente. No era una obra de arte como para inmortalizar a su autor, pero estaba bien. Puso un beso en los pies del Señor y luego lo presentó a Jorge.
Éste se sintió emocionado, al ver que el sacerdote recibía con tanto respeto y besaba la imagen hecha por él. Impulsado por esta emoción y también por su fe religiosa, tendió sus labios al Santo Cristo, y le besó, no en los pies, sino en el rostro.
El Padre Fernández exclamó:
―¿Qué siempre le beses así!
Entonces Jorge Lizar, pensando que tanto éste como los otros Padres le consideraban como un colegial algo alocado y capaz de cualquier disparate, prometió con un tono de enorme sinceridad, mirando al Crucifijo y luego al Padre Fernández:
―¡Jamás le besaré como Judas!

Lizar se hizo médico. Viajó por varias naciones de América y Europa. Se dejó influir por las ideas revolucionarias del siglo XIX; escribió algunas novelas en las que empieza a descubrir una mala voluntad contra los sacerdotes y contra España.
Siguió ejercitando su profesión de médico; pero al fin fue acusado como inductor de la rebelión. Y el 3 de noviembre de 1896 aparece encarcelado. A las preguntas que le dirigió el juez especial, don Antonio Oliver, contestó que había fundado una liga antiespañola y que era masón.
Fue condenado a muerte.
Pero el Buen Pastor no se olvidaba de la oveja extraviada.

En la ciudad donde iba ser ejecutado, muchos conventos de religiosos y religiosas rezaban por él. Así lo había pedido el señor Arzobispo.
La conversión no sería fácil. Al sacerdote que primero se le presentó, el hombre condenado a muerte le expuso sus argumentos contra la Iglesia Católica, contra los dogmas de nuestra fe, contra la divinidad de Jesucristo… ¡hacía falta una gracia muy poderosa para convertirle1
Y esa gracia llegó… ¡en la sencilla imagen de Jesús Crucificado que Lizar había tallado en su juventud!

El Padre Fernández se enteró de que su querido discípulo de antaño estaba condenado a muerte y no quería abjurar de la masonería ni confesarse.
Se fue al altar de San José, tomó la imagen del Santo Cristo, la besó, la ocultó bajo su abrigo, se encaminó a la prisión.
Al encontrarse ante Jorge, le saludó con el mayor cariño, y luego dijo:
―¿Recuerdas aquel Santo Cristo que tú tallaste? ¿Y cómo le diste el primer beso, diciéndole que tú nunca le darías un beso de Judas…?
―Sí me acuerdo… sí me acuerdo…
Entonces, el Padre Fernández le mostró el Santo Cristo, sin decir palabra.
Los ojos de Lizar quedaron clavados en el Señor. ¡Toda su vida revivía ante aquella imagen bendita! Sobre todo revivía su juventud: aquella ilusión de ser un artista con que había esculpido la imagen; aquellas Misas que había ayudado al Padre Fernández ante el Santo Cristo, auqellas comuniones de colegial…
Y el contraste: ahora masón, enemigo de la Iglesia, de los sacerdotes… ¡Judas!
La imagen de Jesús le seguía mirando desde la cruz… ¡Cuánta misericordia!
Lizar cayó de rodillas, besó al Señor no en los pies, sino en el rostro como la primera vez, y le dijo llorando:
―Mi beso no es beso de Judas… ¡perdóname!
La gracia de Dios se derramó abundante sobre aquel corazón, y él colaboró con la gracia. Escribió de su mano el documento en que abjuraba de la masonería y se declaraba hijo sumiso de la Iglesia Católica, “en cuya religión” ―decía― “he sido bautizado, educado y quiero morir”.
Se confesó, recibió la Sagrada Comunión, arregló su matrimonio según las leyes de la Iglesia, y cuando se le acercaba la hora de salir para el lugar de la ejecución, pidió al Padre Fernández que la imagen del Santo Cristo fuera con él.
Poco antes de ser fusilado, besó el Santo Cristo que le ofrecía el Padre Fernández, y luego retumbó la descarga mortal.
Al ver muerto al que de niño había sido discípulo suyo, el Padre fernández no podía contener las lágrimas; pero pensaba.
―No ha sido un beso de Judas… ¡ha sido el beso del hijo pródigo…! Y ahora el mismo Jesús te está devolviendo aquel beso en el cielo…
¡Cuánto impresionó en toda la ciudad la conversión del hombre que había sido masón y enemigo de la Iglesia!
Muchos preguntaban: ―¿Cómo habrá podido ser…?
Y el Padre Fernández respondía:
―Cuando era niño hizo una imagen de Jesús Crucificado y le prometión:
“¡Nunca te besarñe como Judas!” [1]

[1] Éste mismo Padre José Fernández escribió la historia del llamado Lizar e hizo que fuese archivada con carácter de documento oficial en la Notaría de don José Soriano y Cano (Murcia, 8 de agosto de 1917). En dicho documento, publicado en Historia política de la España contemporánea, Tomo II, Apéndice 25, puede leerse la historia completa con los verdaderos nombres de todos sus personajes y los pormenores exactos.

* * * * *

Ésta sorprendente narración fue recogida por el P. José-Julio Martínez, SJ, Éstos dan con alegría , Editorial del Apostolado de la Oración – EDAPOR (Madrid, 1983 [Colección M.E.J. # 12]. ISBN: 84-85662-28-8), pgs. 187 – 190.

Base de Datos de Editoriales de la Agencia Española del ISBN (Número Estándar Internacioanl del Libro – Internatioanl Standard Book Number) de la SubdirecciónGeneral de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas, Ministerio de Cultura del Gobierno de España:http://www.mcu.es/webISBN/editorialDetalle.do?sidEditorial=3891&action=busquedaInicial&noValidating=true&POS=0&MAX=50&TOTAL=0&prev_layout=busquedaisbn&layout=busquedaeditoriales&language=es

Copias del libro referido están disponibles a través de Mundo del Libro – El sitio de los libros antiguos: http://www.mundodellibro.com/libros/estos-dan-con-alegria-narraciones-historicas_martinez-josejulio-ilustraciones-de-pripalmar_L0058q90iv40.html

Otras obras del autor pueden encontrarse en UNILIBER – Libros y Coleccionismo:http://www.uniliber.com/autor/jose-julio-martinez-l.html, y en IberLibro.com – Pasión por los libros: http://www.iberlibro.com/buscar-libro/autor/mart%EDnez-jos%E9-julio/

No hay comentarios:

Publicar un comentario