50mo Congreso Eucarístico Internacional, Dublín, Irlanda del 10 al 17 Junio 2012

domingo, 5 de junio de 2011

MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS ◄♥► DÍA 4 JUNIO 2011



◄♥►CONSAGRACION DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

(La Compañía de Jesús, llamada por especial voluntad revelada del Corazón de Jesús, a propagar su espiritualidad, se consagró total y perpetuamente el 1 de Enero de 1872, con esta fórmula que puede adaptarse a quien lo desee):

Jesús Redentor nuestro:

Venimos a tu presencia angustiados y afligidos, pero animados por el recuerdo de tus palabras: « VENID A MÍ TODOS LOS QUE SUFRÍS Y ESTÁIS OPRIMIDOS QUE YO OS ALIVIARÉ ». con el dolor que nos causan tantos males como presenciamos, nos trae a ti el deseo de repararlos y la gratitud por tantos beneficios como reconocemos haber recibido de tu Corazón. A esta fuente de gracias atribuimos singularmente el señalado favor de haber sido llamados a tu Compañía, y todos los bienes que de ella hemos recibido y los que la misma Compañía ha producido, desde su fundación hasta este día.

Queriendo, por lo tanto, que todo vuelva al principio y origen de donde procede, nosotros, aunque indignos de ser llamados compañeros tuyos, en presencia de la Inmaculada siempre Virgen María, de su espos el patriarca San José, de nuestro padre maestro San Ignacio de Loyola y de toda la corte celestial, ofrecemos y consagramos a tu Corazón todas nuestras personas, cuanto somos y tenemos, nuestros ministerios, nuestros trabajos y padecimientos; de todo lo cual queremos hacerle entera y perpetua consagración, para reparar las injurias y ofensas que se cometen contra tu divina Majestad, y para promover en nosotros y en todos los demás, tu mayor gloria. De este modo, esta Compañía, que tiene a honra llevar tu nombre, la tendrá también de estar enteramente consagrada a tu Corazón y de vivir de su misma vida.

Dígnate aceptar este holocausto y darnos graciapara ser siempre fieles a nuestras promesas, con el exacto cumplimiento de todas las reglas y constituciones de nuestro instituto.

Tú sabes, Señor, con qué rabia se esfuerza el infierno por oprimir a tu Iglesia y destruir nuestra Compañía; ten, pues, compasión de nosotros, hijos tuyos, que ponemos toda nuestra esperanza en ti. Sea tu Corazón nuestro escudo contra todos los ataques de nuestros enemigos y una nueva prenda de la gracia final, con la que, después de haber vivido constantemente en tu Corazón, podamos exhalar en él el último suspiro del nuestro.

Amén.


(Versión del 9 de Junio de 1972)

Oh Padre Eterno:

Mientras oraba Ignacio en la capilla de La Storta, quisiste Tú con singular favor aceptar la petición que por mucho tiempo él te hiciera por intercesión de Nuestra Señora: DE SER PUESTO CON TU HIJO. Le aseguraste también que serías su sostén al decirle: Yo estaré con vosotros. Llegaste a manifestar tu deseo de que Jesús portador de la Cruz lo admitiese como su servidor, lo que Jesús aceptó dirigiéndose a Ignacio con estas inolvidables palabras: QUIERO QUE TÚ NOS SIRVAS.

Nosotros, sucesores de aquel puñado de hombres que fueros los primeros COMPAÑEROS DE JESÚS, repetimos a nuestra vez la misma súplica de ser puestos con tu Hijo y de servir BAJO LA INSIGNIA DE LA CRUZ, en la que Jesús está clavado por obediencia, con el costado traspasado y el corazón abierto en señal de su amor a Ti y a toda la humanidad.

Renovamos la consagración de la Compañía al Corazón de Jesús y delante de la Cruz en la que Jesús nos entrega los tesoros de su corazón abierto, decimos hoy, por medio de Él y Él, desde lo más hondo de nuestro ser: TOMAD, SEÑOR, Y RECIBID TODA MI LIBERTAD, MI MEMORIA, MI ENTENDIMIENTO Y TODA MI VOLUNTAD, TODO MI HABER Y MI POSEER; VOS ME LO DÍSTEIS, A VOS, SEÑOR, LO TORNO; TODO ES VUESTRO, DISPONED A TODA VUESTRA VOLUNTAD; DADME VUESTRO AMOR Y GRACIA QUE ÉSTA ME BASTA.


◄♥►OFRECIMIENTO DIARIO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Ven Espíritu Santo, inflama nuestro corazón en las ansias redentoras del Corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras , en unión con él, por la redención del mundo.

Señor mío y Dios mío Jesucristo:

Por el Corazón Inmaculado de María me consagro a tu Corazón, y me ofrezco contigo al Padre, mediante el Espíritu Santo, en tu santo sacrificio del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu reino.

Te pido en especial por el Papa y las intenciones ha encomendado para este mes de Junio del 2011 al Apostolado de la Oración:

INTENCIÓN GENERAL.–
Para que los sacerdotes, unidos al Corazón de Cristo, siempre sean verdaderos testigos del amor solícito y misericordioso de Dios,
roguemos al Señor.

INTENCIÓN MISIONAL.–
Para que el Espíritu Santa haga surgir en nuestras comunidades numerosas vocaciones misioneras, dispuestas a consagrarse plenamente a difundir el Reino de Dios,
roguemos al Señor.


◄♥►ORACIÓN DE LOS FIELES

Al celebrar, hermanos, el amor infinito de Jesucristo, nuestro Dios y Señor, supliquemos humildemente al Padre de la misericordia.

Para que mande operarios a su mies y ministros a su Iglesia,
roguemos al Señor.

Por la santa Iglesia de Dios nacida del Corazón de Cristo: para que anuncie a todos los pueblos el amor de Dios a los hombres,
roguemos al Señor.

Por nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI: para que con firmeza de roca apostólica, gobierne paternalmente al pueblo santo de Dios,
roguemos al Señor.

Por todas laas naciones y sus habitantes: para que vivan en la justicia y se edifiquen en la caridad,
roguemos al Señor.

Por los que viven atribulados por las dificultades de esta vida: para que experimenten la protección de Dios,
roguemos al Señor.

Por los miembros de nuestra comunidad: para que sepamos amarnos mutuamente y reine entre nosotrosla humildad y la comprensión,
roguemos al Señor.

Por la Compañía de Jesús: para que continúe fielmente el camino de nuestro padre maestro Ignacio salvando y reclutando almas para la milicia del Dios Vivo y Verdadero.
roguemos al Señor.

Por las vocaciones a la Compañía de Jesús: para Cristo Jesús guíe nuestros pasos en su camino, para que le sigamos hasta la muerte, para que envíe a su Compañía siervos cada vez más generosos, para que nos provea de ministros de reconciliación y de paz, para que nos conceda operarios de su caridad, y para que nos otorgue perseverancia a los que ha llamado bajo el estandarte de su cruz,
roguemos al Señor.

Oremos.
Oh Dios, que nos has manifestado tu amor en el Corazón de tu Hijo: muéstranos también tu inmensa bondad escuchando las oraciones de tu pueblo.
Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén.


◄♥►DÍA 4: LA REDENCIÓN

LECTURA EVANGÉLICA:
Jn 3, 14-18.
« Y del mismo modo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna. Pues de tal manera amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no mandó al Hijo al mundo para que condenara al mundo, sino para que el mundo se salvara por Él ».


HOMILIA:
Tanto amó Dios al mundo, que no solamente teentregó su Hijo único, sino que se lo entregó para que fuera elevado, clavado a una cruz para salvarnos a todos. Todos estábamos sin gracia (sin ser hijos de Dios, sin derecho a su herencia, a participar de su vida y felicidad inmensa) por el pecado de Adán. Y nuestros propios pecados nos hacen merecedores de castigo, muchas veces del castigo eterno. El Señor del universo, el infinitamente Santo, en su Justicia perfectaha de castigar adecuadamente hasta el último pecado. Pero en su increíble Amor, quiere ese castigo, esa satisfacción por el pecado, pagarla Él mismo. Y es Cristo Redentor, el Dios que ha tomado un cuerpo mortal, quien va a padecer y morir, como precio y rescate de los pecadores, incapaces de alcanzar el perdón por nosotros mismos.

Redención de Cristo consumada en su muerte, y simbolizada y recapitulada en la lanza que traspasa su Corazón. Esta lanzada es el hecho jurídico, podemos decir, que da constancia de su muerte, pues era el procedimiento legal para testificarla (como entre nosotros es el tiro de gracia). Por ella, el Corazón traspasado de Cristo es la puerta ―abierta con su muerte― para penetrar en los sublimes secretos de la Divinidad. Puerta elevada; a cuyo pie, junto a la Cruz, esta nuestra Madre, Corredentroa; pidámosle que nos levante e introduzca por ella en la intimidad de su Hijo.


FUENTE:
● © 1966-2011 · P. José Luis de Urrutia Sasiaín, SJ, Nuevo Devocionario – Guía de caminantes, 2º Edición mejorada, Ediciones Studium [http://www.salterrae.es/] (Madrid, 1976 | ISBN: 84-293-1003-7), Páginas 144 – 145.


CANCIÓN PARA MEDITAR EN SILENCIO
• P. Cristóbal Fones, SJ [http://cfones.jesuitas.cl/], “Un salto a la Luz” (En Él solo la esperanza, 1997):



◄♥►MEDITACIÓN DEL DÍA
TEMA:
• DONES DE JESUCRISTO EN SU VIDA MORTAL.


DÍA:
• 4 de Junio.


COMPOSICIÓN DEL LUGAR:
• Jesucristo instituyendo la Eucaristía y muriendo en la cruz.


PETICIÓN:
• Que agradezca al Corazón de Jesús los dones que me ha dado.


PUNTO 1: DON DE SÍ MISMO EN LA EUCARISTÍA
Hemos comenzado a navegar por el mar inmenso de amor que simboliza el Corazón de Jesús.

Debemos conocerlo, en cuanto es dado a la inteligencia humana.

Para venerarlo como merece.

Para agradecerle y corresponder a él.

Para desagraviarlo cuando lo veamos desagradecido y ultrajado.

Deducimos cómo será el amor de Jesucristo por sus manifestaciones.

Los efectos nos dicen algo de las causas que los producen.

Manifestaciones del amor de Jesucristo son las obras y las palabras del mismo Jesús.

Y son también sus dones.

El que ama da al amado lo que tiene y puede.

Por la excelencia de los dones podemos adivinar el amor que nos profesa.

El bien más excelente de todos es Él mismo.

La entrega mayor que puede hacerse es la de uno mismo.

Entrega más valiosa que todo el dinero y todos los objetos que se poseen.

Jesucristo se nos dio Él mismo.

Él, Dios y Hombre perfecto.

Se nos dio con su cuerpo, con su alma, con su divinidad.

Don infinito.

Se nos dio al instituir la Eucaristía.

En la Eucaristía se nos da Jesucristo por compañero inseparable durante la vida y en el momento trascendental de la muerte.

Se nos da para iluminarnos, para consolarnos, para esforzarnos.

Se nos da en alimento para conservar y vigorizar nuestra vida sobrenatural.

Para unirse a nosotros y transformarnos en Él y glorificar nuestro cuerpo resucitado.

Este don infinito de sí mismo lo hace Jesucristo por el amor que nos tiene.

Es un don del amor.

Antes de referir San Juan la institución de la Eucaristía, comienza diciendo:

« Jesús, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo » (Jn 13, 1).

Y porque les amó hasta el fin, instituyó la Eucaristía.

La institución de la Eucaristía fue un triunfo del amor de Jesucristo sobre la ingratitud de los hombres.

Cuando Jesús se decidió a entregrase en la Eucaristía, con su mirada divina preveía las ingratitudes humanas.

Cómo habían de tratarle los hombres: olvidarle, faltarle el respeto, recibirle fríamente, indignamente, blasfemarle, profanarlo.

La ingratitud le retraía.

El amor le impulsaba.

Y la fuerza del amor fue tanta, que arrolló la ingratitud inmensa de los hombres.

Esta gran batalla se libró en el Corazón de Jesús.

De ese corazón brotó aquella frase, expresión del deseo de entregarse a los hombres cuanto antes: « Ardientemente he deseado comer este cordero pascual con vosotros antes de mi pasión » (Lc 26, 27).

El corazón de Jesús latía apresuradamente y con mayor violencia a medida que se acercaba el momento sublime.

Su conmoción llegó al límite cuando tomó el pan en las manos, dio gracias, lo partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: « este es mi cuerpo, el cual se da por vosotros ».

Cuando tomó el cáliz y dijo: « Esta es la sangre mía, de la alianza, la derramada por vosotros » (Mt 26, 27).

Cuando transfirió a sus sucesores el poder de consagrar todos los días, en todas partes, hasta la consumación de los siglos.

Cuando instituyó el sacerdocio de su Iglesia.

La Eucaristía, sacramento que alimenta las almas; sacrificio en el que el mismo Jesús se inmola por los hombres de una manera incruenta, es fruto del amor de Jesucristo a su eterno Padre, a quien da con ella la mayor gloria; y es fruto de su amor a los hombres a quienes comunica por ella los mayores biens.

No se puede pensa en la Eucaristía sin recordar el amor que inspiró su institución; y el Corazón símbolo de ese amor.

De allí la relación íntima que existe entre la Eucaristía y el Corazón de Jesús.

Piensa lo que ha sido, y lo que pudiera haber sido para ti la Eucaristía, si te hubieras aprovechado de ella y conoceras algo del amor de Jesucristo a ti.

La Eucaristía nos lleva al Corazón de Jesús, y éste, a su vez, explica la institución de la Eucaristía.



CANCIÓN PARA MEDITAR EN SILENCIO:
• P. Cristóbal Fones, SJ [http://cfones.jesuitas.cl/], “Me tocaste Jesús” (La Mesa de todos, Canto Litúrgico para la Celebración Comunitaria, 2º Edición, 2003):



PUNTO 2: DON DE SÍ MISMO EN LA CRUZ
Jesús en la Eucaristía se entrega a sí mismo por los hombres en sacrificio incruento.

En la cruz se entregó por ellos en sacrificio cruento.

Fue el amor y solamente el amor quien sacrificó a Jesucristo en la cruz.

El amor a su Eterno Padre, a quien pretende desagraviar por las injurias que le hacen los hombres.

El amor divino y humano del Corazón de Jesús.

El crucifijo es un libro incomprensible, si se prescinde del Corazón de Jesús.

En el Calvario hay tres hombres crucificados.

Dos de ellos son ladrones.

Todos saben por qué mueren en aquel suplicio afrentoso y doloroso: sus crímenes.

El del centro es el Hijo de Dios hecho hombre.

Lo ha probado con sus milagros y lo está comprobando con su actitud sobrehumana en el suplicio.

¿Por qué muere así un Hombre Dios?

El misterio noslo descrubre San Pablo cuando dice: Me amó y se entregó a la muerte por mí.

Lo ha manifestado el mismo Jesús al decir: Nadie muestra más amor que el que da la vida por la persona amada.

El amante es Él.

Los amados son los hombres.

La demostración suprema de su amor a los hombres es entregarse voluntariamente a morir por ellos, para redimirlos.

Se entregó a sí mismo a la muerte porque quiso.

El amor a Dios, el amor a los hombres.

Ahí tienes la explicación de Jesucristo crucificado.

Ese amor repercutió duranto toda la pasión en el Corazón de Jesús.

El Corazón se sintió ahogar de angustia en la agonía de Getsemaní.

Sufrió desgarraduras crueles con las calumnias, los insultos, las blasfemias de sus enemigos y la cobardía y los abandonos y las traiciones de sus amigos.

Ese corazón fue tan estrujado, tan apretado por el dolor, que cesó de latir, y al dejar de palpitar su corazón, Jesucristo murió.

Fue el amor quien mató a Jesucristo; amor que en la pasión más que nunca influyó en el Corazón de Jesús.

El amor del Corazón de Cristo es la explicación de su muerte, la explicación del crucifijo.

No sin misterio permitió Jesús que le abrieran el costado con la lanza; y por la llaga del costado pudieran los hombres llegar hasta su corazón.

Nadie diga que la devoción al Corazón de Jesús oscurece la devoción a Jesús crucificado.

Al contrario, es el medio más adecuado para comprenderla y avivarla.

Es la página más importante que contiene la explicación de todas las páginas de ese libre maravilloso: Jesús Crucificado.

Al contemplar el crucifijo, los ojos instintivamente se dirigen a la llaga del costado; y el alma penetra por ella y lee la explicación del crucifijo escrita en el corazón con letras de fuego: te amé.

Y ¿quién no amará al que tanto ama?

¿Quién no devolverá amor por amor?

¿Qué redimido no amará a su Redentor?

¿Quién no buscará morada segura en el Corazón de Jesús, manantial de amor?


CANCIÓN PARA MEDITAR EN SILENCIO:
• P. Cristóbal Fones, SJ [http://cfones.jesuitas.cl/], Camino de la cruz” (En Él solo la esperanza, 1997):



PUNTO 3: DOS MADRES
Otros dones riquísimos nos ha dado el Corazón de Jesús, manifestaciones de su amor.

Entre ellos, dos madres.

Jesucristo nos ha dado por madre a su misma Madre; a la que Él preparó para sí desde toda la eternidad.

La más excelsa de todas las criaturas.

Y a ello le movió el amor.

El mismo amor que le subió a la cruz para merecer al hombre la gracia santificante y hacerle hijo adoptivo de Dios.

El amor que le movió a darnos por padre a su mismo Padre, le impulsó a darnos por madre a la Madre suya.

Tu Madre celestial es un don del Corazón de Jesús.

Los santos, que han amado con delirio a la Santísima Virgen, podrían hablarte de la excelencia de ese don.

¿Qué ha sido y qué será para ti la Madre de Dios?

Agradéceselo al amor de Jesucristo que te la dio por Madre.

La Santísima Virgen nos lleva de la mano y nos acerca al Corazón de su Hijo.

Los católicos tenemos otra madre espiritual: la Iglesia fundada por el mismo Jesús.

Así la llamamos: la Iglesia nuestra madre.

En sus brazos vivimos y pasamos por la tierra, como un hijo en el regazo de su madre.

Ella tiene con nosotros cuidados maternales. Es administradora de la sangre redentora de Jesucristo.

¿Quién nos ha dado esa madre? El Corazón de Jesús.

La Iglesia es la esposa de Jesucristo; y así como Eva fue hecha del costado de Adán su esposo, la Iglesia nació del costado abierto de Jesús.

Dormía Jesús el sueño de la muerte en el lecho de la cruz.

La lanza del soldado le abrió el corazón; y de él brotó sangre y agua, símbolo de los sacramentos principales.

El agua, símbolo de la bautismo por el que nacemos a la vida sobrenatural.

La sangre, símbolo de la Eucaristía que vigoriza y conserva esa vida divina en el alma.

Todos los beneficios que has recibido de la Iglesia, tu madre, se los debes al Corazón de Jesús.

El sacerdote, después de recibir la comunión en la santa misa, exclama:

¿Qué le devolveré al Señor por todos los dones que me ha dado?

Que esta misma exclamación brote de tu alma después de considerar los dones que has recibido del amor de Jesucristo.

¿Cómo pagaré al Corazón de Jesús los dones valiosísimos que me ha dado?


FUENTE:
● © 1966-2011 · P. Juan Rey, SJ, Luz, Meditaciones para todos los días del año siguiendo el ciclo litúrgico, Editorial Sal Terrae [http://www.salterrae.es/] (Santander, 1966), Tomo II, páginas 900 – 906.


◄♥►LETANÍAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.

Cristo, óyenos.
Ten piedad de nosotros.

Cristo, escúchanos.
Ten piedad de nosotros.

Dios, Padre celestial.
Ten piedad de nosotros.

Dios, Hijo Redentor del Mundo.
Ten piedad de nosotros.

Dios, Espíritu Santo.
Ten piedad de nosotros.

Trinidad Santa, un solo Dios.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el seno de la Virgen María.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, unido sustancialmente al Verbo de Dios.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, de majestad infinita.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, templo santo de Dios.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, digno de toda alabanza.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud de la divinidad.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, en quien el Padre halló sus complacencias.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, saciado de oprobios.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, traspasado por una lanza.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, fuente de toda consolación.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, víctima de los pecadores.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, salvación de los que en ti esperan.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, esperanza de los que en ti mueren.
Ten piedad de nosotros.

Corazón de Jesús, delicia de todos los santos.
Ten piedad de nosotros.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
Ten misericordia de nosotros.

Jesús, manso y humilde de corazón,
Haz nuestro corazón semejante al tuyo.

OREMOS.―
Oh Dios, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad; te pedimos que al rendirte el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación. Por Jesucristo nuestro Señor. ― Amén.


◄♥►JACULATORIA

Corazón de Jesús, por medio de mi Madre Santísima, en ti pongo toda mi confianza, y aunque todo lo temo de mi debilidad, todo lo espero de tu bondad.

A tu Corazón confío… (expóngase la petición). Míralo, después haz lo que tu Corazón te diga, deja obrar a tu Corazón. ¡Jesús mío, yo cuento contigo, yo me fío de ti, yo me entrego a ti, yo estoy seguro de tu Corazón!

¡¡¡SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, en Vos confío!!! (tres veces).

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