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CONSAGRACIÓN
DE LA
FAMILIA
AL
SAGRADO CORAZÓN
DE JESÚS
“En la creciente práctica de la consagración delas familias al Sagrado Corazón, saludamos la aurora de aquel ansiado día en que la soberanía de Cristo será reconocida por todos”. “Puesto que la sociedad se compone de familias, ¿no es la consagración de éstas al Corazón de Jesús el medio más eficaz para extender y propagar el Reino de Cristo en la sociedad?” (Nedicto XV). “Lo que especialmente deseamos es que las familias cristianas se consagren al Corazón de Jesús, de manera que colocada la imagen en el sitio principal de la casa, como en su trono, aparezca que Cristo reina de verdad en el hogar” (Pío XII).
El compromiso de la consagración “no debe consistir en una manifestación pasajera. La casa consagrada al Sagrado Corazón ha de convertirse en morada de fe, de caridad, orden y paz doméstica” (Benedicto XV). “No ha de ser un rito vacío. Exige a todos que su vida sea conforme con los preceptos cristianos, comulguen frecuentemente, con súplicas y penitencia, se esfuercen en procurar no sólo su salvación, sino la de los demás2 (Pío XII). “El Amor de Cristo hacia nosotros ha de rebosar desde nosotros a los demás en las relaciones sociales, transformando la convivencia en familia fraternal, respetando la dignidad humana y cristiana de cada uno, sus legítimas aspiraciones y sus derechos inalienables. Esto es exigencia primordial de una consagración consciente y consecuente” (Pablo VI).
El padre de familia es sacerdote en su hogar: “Vosotros sois sacerdocio real” (1 Pe 2, 9). “Los fieles, incorporados a la Iglesia por el Bautismo, quedan destinados por su carácter al culto de la religión cristiana”, y “en su hogar, especie de iglesia doméstica, los padres deben ser para sus hijos los primeros predicadores de la fe mediante la palabra y el ejemplo” (Vaticano II, Lumen gentium 11). Ya decía San Agustín: “En su casa, que es un pequeño templo, el padre de familia desempeña un oficio eclesiástico y en cierto modo episcopal”. Con autoridad no democrática, sino recibida directamente de Dios ―como se recibe la del sacerdocio ministerial― por el Matrimonio, de cuyo Sacramento son ministros los esposos. Es natural, por tanto, que el padre de familia consagre su hogar a Cristo mostrándonos su Corazón.
PREPARACIÓN A LA CONSAGRACIÓN
- Es necesario que todos los miembros de la familia se persuadan de su importancia y quieran hacerla.
- Ha de fijarse un compromiso de vida futura que estén todos dispuestos a cumplir, y para ello han de tenerse revisiones de vida en común periódicamente, después de la consagración.
- Preparar la imagen, flores, velas… Redactar la fórmula, con los compromisos fijados, que debe ser leída por todos juntos. Invitar a quienes tengan o puedan tener esta espiritualidad. Es conveniente que el párroco u otro sacerdote presida el acto, bendiga la imagen y la casa. Pueden añadirse otras lecturas bíblicas, oraciones y cantos… (Aunque la consagración se haga comunitariamente en la iglesia, no debe omitirse este acto en el hogar).
ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Para bendecir la casa y la imagen (sacerdote con roquete y estola):
―Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor.
―Que hizo el cielo y la tierra.
―El Señor esté con vosotros.
―Y con tu Espíritu.
―Oremos:
Ben†dice Señor, Dios todopoderoso, esta casa, para que en ella haya salud, castidad, victoria, virtud, humildad, bondad y mansedumbre, plenitud de la ley y acción de gracias a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo; y esta bendición permanezca siempre sobre esta casa y sobre sus habitantes ahora y por todos los siglos.
Amén.
(La rocía con agua bendita.)
―Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor.
―Que hizo el cielo y la tierra.
Oremos: Todopoderoso y eterno Dios, que apruebas sean pintados (o esculpidas) los cuadros (o estatuas) de tus santos, para que siempre que los miremos recordemos sus hechos y santidad, te rogamos que esta imagen hecha en honor y recuerdo del Sagrado Corazón a tu Hijo Unigénito nuestro Señor Jesucristo, te dignes ben†decir y san†tificar. Concede que quien ante ella honre y dé culto al Corazón Sagrado de tu Hijo Unigénito, por sus méritos obtenga de ti ahora la gracia y después la gloria eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor.
Amén.
(La rocía con agua bendita.)
Es preferible que cada familia redacte su fórmula de consagración, con las razones que le muevan y los propósitos que haga. Como ejemplo ofrecemos la siguiente: se puede renovar cadadía mediante el ofrecimiento de obras.
Señor Jesús: Creemos que nos has creado y hecho hijos tuyos para ser partícipes al fin, sin fin, de tu maravillosa felicidad. Creemos que, habiéndonos perdido por el pecado, nos has rescatado con el precio de tu pasión y muerte.
Queremos corresponder a tu estupendo amor renovando, conscientes y decididos, nuestra consagración bautismal, y actualizando la gracia sacramental del matrimonio.
Nos comprometemos a llevar una vida auténticamente cristiana, procurando compensarte
- con nuestra fe por los que no creen en Ti;
- con nuestro amor, por los que te odian o, al menos, prescinden de Ti;
- con nuestra obediencia a los mandamientos, por los que voluntariamente los infringen.
Queremos practicar la caridad que Tú nos has enseñado, tanto entre nosotros (los miembros de la familia) como, fuera de ella, con nuestros prójimos, hijos de nuestro Padre que está en los cielos.
En concreto, proponemos:
- Vivir unidos contigo, recibiéndote sacramentalmente, al menos una vez por semana, rezando diariamente el Rosario en familia, bendiciendo las comidas, comenzando y acabando el día con una oración a Ti.
- Una vez al mes tendremos una reunión de familia para revisar nuestra vida cristiana y, especialemente, el cumplimiento de cuanto ahora te ofrecemos. Daremos todos los meses, al menos “x” (cantidad de dinero) de limonsna…
Por medio de la Santísima Virgen María, Madre tuya y nuestra, acudimos a tu Corazón con esta nuestra ofrenda, y con la súplica de que quieras acogerla y bendecirle para que seamos exactos y constantes en realizarla. En tu Corazón confiamos plenamente, y de Él aceptamos lo costoso que traiga la vida, como muestra de nuestro amor.
FUENTE:
● © 1966-2011 · P. José Luis de Urrutia Sasiaín, SJ, Nuevo Devocionario – Guía de caminantes, 2º Edición mejorada, Ediciones Studium [http://www.salterrae.es/] (Madrid, 1976 | ISBN: 84-293-1003-7), Páginas 134 – 137.
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